Quizás la realidad sea un sueño, una ficción que la mente inventa para hacernos la vida más fácil, pero, entonces, ¿se convierten los deseos en algo intangible para siempre? ¿Se convierten los sueños en deseos tan reales que finalmente tenemos que inventarlos? A veces, lo que vivimos se queda atrapado para siempre en el instante en que ha sucedido y nunca más podemos acceder a ese recuerdo sin que, las sensaciones que nos asaltan en el momento de sentirlo, sean distintas de las vividas entonces. Cuando, por motivos que desconocemos, cada parte de lo vivido, palabras, lugares, luces, paisajes y sobre todo, personas que han compartido con nosotros esos instantes, desaparecen sin dejar rastro, los episodios más importantes de nuestra vida, ni siquiera pasan a formar parte de un recuerdo, no, simple o complicadamente, desarecen, sentimos como si nunca hubieran sucedido. Nuestra mente se confunde cada vez que intenta recordar, el corazón se esfuerza en comprender dónde han ido todas las palabras dichas, todas las sensaciones acumuladas, todas las risas compartidas, todos los secretos regalados. De esta forma, los días felices, más que los tristes, se convierten en estériles, y entonces nos asalta una enorme tristeza, porque pensamos que lo hemos perdido todo, pensamos que nada ha servido, que nada ha sido, que esas experiencias no nos han podido enseñar nada porque no ha existido realmente. Quizás esto se llame nostalgia...
Post a Comment
1 comment:
Quizás la realidad sea un sueño, una ficción que la mente inventa para hacernos la vida más fácil, pero, entonces, ¿se convierten los deseos en algo intangible para siempre? ¿Se convierten los sueños en deseos tan reales que finalmente tenemos que inventarlos?
A veces, lo que vivimos se queda atrapado para siempre en el instante en que ha sucedido y nunca más podemos acceder a ese recuerdo sin que, las sensaciones que nos asaltan en el momento de sentirlo, sean distintas de las vividas entonces. Cuando, por motivos que desconocemos, cada parte de lo vivido, palabras, lugares, luces, paisajes y sobre todo, personas que han compartido con nosotros esos instantes, desaparecen sin dejar rastro, los episodios más importantes de nuestra vida, ni siquiera pasan a formar parte de un recuerdo, no, simple o complicadamente, desarecen, sentimos como si nunca hubieran sucedido. Nuestra mente se confunde cada vez que intenta recordar, el corazón se esfuerza en comprender dónde han ido todas las palabras dichas, todas las sensaciones acumuladas, todas las risas compartidas, todos los secretos regalados. De esta forma, los días felices, más que los tristes, se convierten en estériles, y entonces nos asalta una enorme tristeza, porque pensamos que lo hemos perdido todo, pensamos que nada ha servido, que nada ha sido, que esas experiencias no nos han podido enseñar nada porque no ha existido realmente. Quizás esto se llame nostalgia...
Post a Comment