Monday, March 30, 2009


Instantes
Los días se van con las nubes. Pero yo sigo sentado en la roca de los sueños. ¡Sabes! Dicen que esta roca la puso aquí uno que soñaba mucho.
Ahora, justo el mar moja mis tobillos, hay un cosquilleo que me llega hasta los oídos. No está fría y mis pies desnudos me lo agradecen. Desde aquí veo a un pescador de sueños. Está sentado junto a su caña, muy atento, pero no coge nada.
El sol comienza a enrojecer y tú sigues en mi mente.
¡Maldita piedra que sólo me deja soñarte!
¡Sabes! Siempre que me siento en ella llegas a mi cabeza. No es que no te piense durante todo el día, sino que intento no hacerlo, no quisiera caer en la locura.
Hay días que te pienso tanto que te rozo con mis labios y justo cuando abro la boca para besarte, tropiezo con la maldita piedra y me sumerjo en la tristeza.
¿Recuerdas cuando jugábamos a resolver el mundo en aquel café que llevaba tu nombre? Cuantos amigos en común y que pocos me quedan ahora.
Quedas ya tan lejos. Que sincero fui y que poco me ayudaste cuando te perdí.
Sé que puedo vivir sin ti, pero sería una máquina, un ruido, una luz que tiembla esperando ser soplada, un… no sería nada.
No lamento haberte tenido bajo mis sábanas, ni las discusiones, ni nada de lo que hice contigo, porque sé que volvería hacerlo. Y si algún día por mi playa pasaras, no dudaría ni un solo instante en volver a conquistarte.
Sé que esta carta no te llegará. La destruirá alguno de estos pescadores antes de que alcance el horizonte, pero es la única forma de tenerte cerca. No te olvido, eres lo más preciado que nunca he tenido.


Y todo porque fui sincero. -¡La Verdad!- Dicen, la verdad es que sin ti muero, no sé cómo este mundo puede vivir sin ti.
Un día soñé que venías a buscarme a mi ventana y escapábamos volando de esta pesadilla. ¡Sabes! Desde aquí te huelo, entras como una luz e invades mi pecho de valentía, te mantengo unos minutos, suspiro y siento que muero. Te escribo y te recupero.
Mi mente se acerca y casi te besa, pero mis pies desnudos se enfrían en esta cárcel, en este mar de máquinas absurdas, que para vivir se han olvidado ya de ti.
Te quiero, te amo, te sueño Libertad.
Y sé que esta carta nunca llegará.

1 comment:

Anonymous said...

Quizás la realidad sea un sueño, una ficción que la mente inventa para hacernos la vida más fácil, pero, entonces, ¿se convierten los deseos en algo intangible para siempre? ¿Se convierten los sueños en deseos tan reales que finalmente tenemos que inventarlos?
A veces, lo que vivimos se queda atrapado para siempre en el instante en que ha sucedido y nunca más podemos acceder a ese recuerdo sin que, las sensaciones que nos asaltan en el momento de sentirlo, sean distintas de las vividas entonces. Cuando, por motivos que desconocemos, cada parte de lo vivido, palabras, lugares, luces, paisajes y sobre todo, personas que han compartido con nosotros esos instantes, desaparecen sin dejar rastro, los episodios más importantes de nuestra vida, ni siquiera pasan a formar parte de un recuerdo, no, simple o complicadamente, desarecen, sentimos como si nunca hubieran sucedido. Nuestra mente se confunde cada vez que intenta recordar, el corazón se esfuerza en comprender dónde han ido todas las palabras dichas, todas las sensaciones acumuladas, todas las risas compartidas, todos los secretos regalados. De esta forma, los días felices, más que los tristes, se convierten en estériles, y entonces nos asalta una enorme tristeza, porque pensamos que lo hemos perdido todo, pensamos que nada ha servido, que nada ha sido, que esas experiencias no nos han podido enseñar nada porque no ha existido realmente. Quizás esto se llame nostalgia...