Tuesday, September 22, 2009

Mi abuelo decía que el era rojo como los tomates, pero que para salir a la calle siempre se ponía pantalones grises. Yo eso nunca lo entendí, yo le miraba y la verdad muy rojo no le veía, a lo mejor quería decir que él era como un indio piel roja, pero que se vestía como los vaqueros, a veces me lo imaginaba, eso si más joven que ahora cabalgando al mismo tiempo que sacaba flechas de su espalda para tirarle a los búfalos que corrían por una gran llanura a la que él llamaba casa, otras veces me lo imaginaba como el cherif más rápido de todo el Oeste, siempre buscando la tranquilidad para su pueblo. Sea como fuera allí estaba él viendo lo que pasaba al otro lado de la ventana.
- ¿Qué miras abuelo?
- A ti.
- No antes.
- Miraba que pasaba detrás de esta ventana
- ¿Y qué pasa?
- Uf tantas cosas.
- Yo miré pero no vi nada.
- Mira esa hormiga, viene de muy lejos con ese gran trozo de pan y lo mejor de todo es que no es para ella. Cuando llegue al hormiguero lo dejará allí para toda la comunidad, luego se dará media vuelta y volverá a por más. ¿No te parece un gran acto de generosidad? (yo no respondí, simplemente me limité a subir la ceja).
Pero, ¿Es que un animal puede ser generoso? (Añadió mi abuelo) No la naturaleza es así ella no se para a pensar que es mejor o peor para unos o para otros. Si la hormiga no trae el trozo de pan su reina muere y si su reina muere no habrá descendientes y si no los hay todas las hormigas morirán, por eso trae ese trozo de pan y va a por otro, por su especie.
- ¿Y por qué nosotros somos tan egoístas? (El mismo se respondió) Porque pensamos, queremos ser siempre más que el otro y nos individualizamos, nos olvidamos de nosotros, cuando digo nosotros me refiero a todos no a uno mismo. Si trabajamos en equipo la vida será más fácil para todos y cuando digo todos me refiero también a nuestras amigas las hormigas. (Mi abuelo me enseñó siempre el amor a la naturaleza. Me decía que para amar algo lo primero que tienes que hacer es conocerlo, para ello deberás aprender mucho. Cuando lo conozcas perderás el miedo, aprenderás a respetarlo y solo cuando esto pase empezaras a amarlo. (La voz de mi madre interrumpió la conversación)
- Anda hijo vete a comprar el pan y no te entretengas por el camino que la comida ya casi está.
- De camino a la tiendita, yo me sentía como una hormiguita súper importante que tenía la gran misión de llevar el pan a su hormiguero para que la reina pudiera comer y la especie no se extinguiera.
- Doña Eulalia hoy tengo la gran misión de salvar al mundo, déme tres panes
- Este niño está tonto (Doña Eulalia no era muy amiga de los niños)
- La mano en el bolsillo y no sonó nada, me había olvidado del dinero en casa y justo el día de la gran misión, pero un piel roja siempre es astuto y conoce bien los movimientos del búfalo. ¡Doña Eulalia apúntemelo! Y corrí más que su hijo que intentó darme caza cerca de la puerta. Su hijo era un gordinflón que se embostaba a golosinas cada vez que su madre se despistaba. ¿Pero realmente pensaba dar caza al nieto de toro sentado?
Yo cabalgué hasta mi casa a la vez que daba feroces chillidos, el caballo se quedó en la puerta, el nunca se marcharía sin mi. Abrí y cerré de un portazo
- Pero ¿Qué pasa, gritó mi madre?
- No pasa nada madre, ¡Hoy comeremos!
- Este niño es tonto, eso son las cosas que te mete tu abuelo en la cabeza. ¿Cómo no vamos a comer?
- Yo no le expliqué, nunca lo entendería solo me anime a decirle que debía tres panes en doña Eulalia.
- Este niño y encima se marcha sin pagar y luego me peleará a mi y me dirá que no le pago. ¡Ish.!


¡Ya dejé el coche! Después de 2 años y 5 meses el coche ha llegado a su destino, un pueblito donde el es el rey, un coche para todo. Desde emergencias a cualquier otra cosa como transporte de personas o de cosas. El coche se lo dejé a uno de los viejos del pueblo. Aquí las cosas funcionan un poco como antiguamente, por ejemplo si tu quieres cultivar una tierra, antes de empezar vas al viejo del pueblo y le preguntas que qué le parece y el te dará consejo. Su misión un poco es que su pueblo viva lo mejor posible y hará todo lo posible para que eso pase. Por eso creí que era mejor dejar el coche en sus manos y después de un sin fin de papeles y aventuras.
¡Ya soy libre!
Siempre pensé que sentiría cuando lo dejara y la verdad es que no se que he sentido, simplemente lo dejas y ya. Realmente el fin que era dejar el coche no era sino algo más de todo esto, el paso final.
Acaba una etapa y empieza otra. El retorno en bicicleta, la verdad es que ya tengo ganas del viaje, de volver, de los amigos y de empezar el gran proyecto que me llevará el resto de mi vida, no sé si ya les hablé de él, se llama CONOCE y ya les iré explicando uno por uno en que consiste y como les voy a involucrar en el.
Mucho amor para todos

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